José Ángel Solorio Martínez
Empecemos por la anulación del precepto, del artículo 95 constititucional que plantea la designación de los Ministros, por elección. El ramalazo para la vetusta y anquilosada Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), incluye la disminución del número de su pleno: de once, pasará a nueve elementos.
Hay mucha sustancia de la qué hablar.
Abrimos hilo, con la postuación de los candidatos a la nueva SCJN: el presidente de la república, tendrá la potestad de proponer hasta diez candidaturas; el Poder legislativo: hasta cinco personas por cada Cámara –diputados y senadores–; y el Poder judicial, tendrá la facultad de candidatear hasta diez abogados.
Todos esos aspirantes pasarán la prueba de las urnas, frente a los mexicanos.
El INE se encargará del proceso de votación de los nueve Ministros.
¿Por qué el miedo y el rechazo de la oposición, que acusa a AMLO de dictador, debido a que controlará el Poder judicial?
1.- No andan tan equivocados los opositores: el presidente, se llevará la mayoría de los nueve actores fundamentales del Poder judicial. ¿Por qué? Sencillo: López Obrador, es la más vigorosa y eficiente máquina de ganar elecciones en la actualidad. No sólo llegó al cargo con una cifra récord de más de 25 millones de votos en el 2018; ratificó, esa marcha triunfadora al llevar a su sucesora a la presidencia con un caudal de sufragios, que parecía difícil de cumplir: casi 36 millones de ciudadanos se decidieron hacerla la primera presidente mujer de México.
La sóla mención presidencial, de sus gallos, dejará sin aliento a muchas de las propuestas de los Poderes judicial y legislativo.
Esa es la fuente de los chillidos de los adversarios y enemigos del tabasqueño.
La potencia de las propuestas de AMLO, se galvanizarán con el gastado discurso de que vamos a un Estado dictatorial, sólo porque el pueblo decidirá quien debe y quien no, impartir Justicia en la nación.
2.- El desgaste de los Ministros en funciones es inocultable. Se convirtieron –no en contrapeso del lopezobradorismo– sí en opositores a uno de los gobiernos con mayor legitimidad en más de medio siglo. No impartieron Justicia; repartieron sentencias y Amparos, con dedicatoria a AMLO, para frenar su proyecto de nación vulnerando a los mexicanos más desprotegidos.
La SCJN, no actuó con la vara de la Justicia, ni con la balanza ecuánime de entregar a cada quien lo que les pertenece; no: operaron como una élite, que defiende a las élites más pervertidas de la sociedad mexicana.
No es exageración, decir que el Ejecutivo federal, los puso al desnudo, frente al escrutinio popular. Los pintó de cuerpo entero: conservadores, corruptos, inmorales, sectarios.
Decenas de fideicomisos, evidenciaron la desproporcionada vida del máximo tribunal justiciero de México. Miles de millones de pesos, siguen estando a resguardo para invertirlos en seguros de vida y de salud de montos estratosféricos y becas para alimentos, bebidas y transporte.
Así las cosas…
…quién demonios, votará por los abogados promovidos por la SCJN?
Ni más ni menos: les dará el beso del diablo.
AMLO, sigue dando cátedra de política y de buen gobierno.
Ya nos había dicho, que eso pasaría.
Claudio X y simpatizantes, no supieron qué hacer con la Marea rosa.
Mientras ellos festinaban, su presunto triunfo en las calles y el seguro fracaso de la IV T, López Obrador palomeaba el necesario proyecto de reforma al corruptísimo Poder judicial.
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