José Ángel Solorio Martínez
El panismo tamaulipeco, no está del todo liquidado. Tiene dos bastiones que le proporcionan oxígeno: Tampico y Río Bravo. En el primero, el trabajo de cinco años de Chucho Nader que posicionó al puerto a nivel nacional como una ciudad de alto desarrollo no se olvida por parte de una ciudadanía exigente y crítica; en el segundo, Miguel Ángel Almaraz llegó con altas expectativas, y hasta el momento no ha decepcionado.
Ambas, tiene posibilidades de seguir manteniendo al PAN como fuerza protagónica.
La comunidad porteña, ha visto la supervivencia del éxito de Nader, ante la imposibilidad de la IV T de poder siquiera hacerla a un lado; y menos, poder reemplazarla de la mentalidad de una sociedad como la de Tampico que tiene décadas de moverse paralela a la forma de ver el mundo de la Iniciativa privada.
Chucho, sigue en el recuerdo de los tampiqueños.
Y se llevará un buen tiempo lograr sustituirlo.
Ver las calles de la ciudad, hoy, es traer al presente lo pulcras que fueron en el pasado; la avenida Hidalgo, que era, y es, su entrada principal, lucía con cuidados jardines y pavimentos de primer mundo; los agentes de tránsito, respetuosos y gentiles. No encontraba un solo pedazo de basura en esa rúa.
La sociedad es observadora; compara las administraciones.
Los tampiqueños, por lo general esperan las elecciones; en ellas muestran, su amor o enfado por sus servidores públicos.
No es el PAN o MORENA, quien los convence.
Es la funcionalidad de los alcaldes –o alcaldesas–, lo que gana consensos.
Por eso, si Nader decide regresar, sin duda, hará polvo al PRI que se vistió de MORENA en el puerto.
Estará de pechito para Chucho.
Y más, cuando –por razones morales– está fuera del próximo proceso Mónica Villarreal.
Los riobravenses apostaron por un cambio. Joel Eduardo Yañez, optó por enriquecerse bestialmente -de poseer una casa de renta, paso a tener una mansión y una cuadra de equinos caros-, fue derrotado por una comunidad hastiada de alcaldes insensibles y sin tino para gobernar.
El PAN no tiene la obligación moral de evitar la reelección.
De esa manera Almaraz –el de Río Bravo– tiene todo el horizonte para planear el repetir. A menos que regrese un peso pesado a competir y le dificulte el plan de la reelección. De otra manera, se convertirá en alcalde por segundo periodo.
Esas dos alcaldías, darían al panismo tamaulipeco mayor articulación y la eventualidad de transformarse en una oposición civilizada y operativa. Será mucho más claro ese cambio, cuando el cabecismo –sobre todo el reynosense– no logre obtener ni una sola alcaldía importante del estado. Será obligado a tener una existencia lastimera, basada en plurinominales.
Ruegan los Cabeza de Vaca, para que José Ramón Gómez (JR), les haga el milagro.
Es la única forma en que los CdeV, podrían regresar a los primeros planos del gobierno.
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